Renovarse o morir, el reto de los destinos turísticos
La frase “Renovarse o morir” puede aplicarse a muchos aspectos de la vida, pero hoy quise traerla a colación en el tema del turismo porque es uno de los sectores más cambiantes, que debe atender y dar respuesta a las demandas y expectativas de los turistas. Un camino nada fácil en un mercado globalizado y altamente competitivo.
Tras el largo período de estancamiento originado por la pandemia, tanto el mercado como la psicología del turista han cambiado, así que para atraer al nuevo viajero los destinos turísticos deberán seguir no solo las tendencias, sino poseer elementos que realmente marquen la diferencia.
Un diferenciador sería la creación y renovación de productos que puedan satisfacer estas exigencias, partiendo de la premisa de que los destinos están siempre en proceso de transformación, por lo que es necesario seguir una serie de estrategias para mantenerlos vigentes y evitar su declive.
Lo anterior hizo preguntarme: ¿Por qué existen regiones con una gama alta de atracciones y recursos que han dejado de ser visitadas, mientras que otras con menos atractivos, experimentan una gran demanda?
Respecto a este tema hace unos días leía un documento en el que se plantea el modelo del ciclo de vida de los destinos turísticos (Butler, 1980); un modelo que parte de una fase inicial de exploración y descubrimiento hasta una fase final, pasando por una serie de estados intermedios como son el desarrollo, madurez, estancamiento, y rejuvenecimiento. En el mismo escrito se enfatizan algunas acciones relacionadas con la gestión estratégica como una posible solución para rejuvenecer destinos turísticos maduros o estancados, siempre desde la perspectiva de la “economía de la experiencia que, como ya dijimos, es el principal atractivo para el viajero en la actualidad.
En ese contexto, vemos que el turista se está inclinando hacia destinos ecológicos y seguros, con un mayor interés por el descanso, ecoturismo, turismo de experiencias y turismo de salud. Así mismo, están más interesados en los productos con una alta personalización, de ahí que los turoperadores y prestadores de servicios de alojamiento tienen ante sí un gran reto, ya que deberán diversificar su oferta de acuerdo a los diferentes segmentos: experiencias nuevas o constantemente actualizadas para los jóvenes, mientras que a los mayores deberán ofrecer vacaciones seguras, respetuosas del medio ambiente y que permitan un mayor contacto con las comunidades.
En el caso de los destinos del Pacífico mexicano, más específicamente Puerto Vallarta y Riviera Nayarit ─el primero, surgido hace más de 40 años, y el segundo con apenas 15 años, por lo que podríamos llamar a uno maduro y al otro en desarrollo─ estamos viendo una constante inversión en renovación de parte del sector empresarial, y especialmente de la planta hotelera, ya que los empresarios tienen claro que hay que “renovarse o morir” y mantienen una tendencia positiva para garantizar la supervivencia empresarial.
Sin embargo, a nivel destino es necesario buscar nuevos enfoques basándose en los recursos existentes y ser creativo al concebir un nuevo producto turístico, lo que hará crecer su competitividad en el mercado.
Llegados a este punto me gustaría preguntarles ¿qué nuevas oportunidades de productos turísticos han detectado que atiendan a las nuevas demandas y tendencias del mercado y que permitan diferenciarnos?
Denme sus comentarios. Los leo.
